martes, 13 de septiembre de 2011

Introducción

En este Blog hablaremos de un tema hermoso, la infancia, esa etapa de la vida en la cual éramos inmensamente felices al recibir un juguete y éramos capaces de comernos las verduras (que a la mayoría desagradaban) para que nos dieran el postre o para que nos compraran el prometido y delicioso helado.

Esa bella etapa en la cual la ilusión nos invadía y Santa Claus era nuestro mayor anhelo y debido a esto todos los 24 por la noche nos íbamos temprano a dormir para que Santa Claus llegara por la chimenea, y si no tenías chimenea inventabas miles de formas por las cuales Santa podría entrar.

Esa época donde la inocencia reinaba y cada razonamiento-que a esta edad parecería tonto e incluso ridículo- a esa edad era causa de expresiones tales como: ¡awww que lindo!

¡Que imaginación tiene! ó ¡mi vida! Y no se hable del juego, ya que era lo primordial; para los niños (de antes) los carritos o salir a jugar con los amigos (incluso muchas veces terminaste regañado por no haberte cambiado el uniforme) y para las niñas las muñecas o jugar a que eran mamás ¡qué época tan hermosa!

Estoy seguro que todos recordamos algo de ella, aunque lamentablemente no todo pueda ser agradable, ya que después de esas épocas de ilusión comenzamos a crecer y llega la época de aterrizar en la realidad, esa realidad en la cual lloraste al saber que Santa Claus, El Ratón de los dientes y Los Reyes Magos no existían esa realidad cuando comprendimos porque papá no nos dejaba ir solos al baño (cosa que nos molestaba), esa realidad donde entendimos que no podíamos seguir viviendo en nuestro mundo color de rosa y nuestra hermosa nube, se rompió.

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